VOLUNTARIO Nº100364
Este es el número que consta en mi carnet de
voluntario. No aparece el nombre, sólo el número y una fotografía, pues por
cuestiones de seguridad es importante que los internos no sepan mi nombre. Por
descontado, todas las personas que veo en Can Brians saben no sólo mi nombre
sino también cosas habituales de mi vida cotidiana. Este comentario es sólo
para dar una pequeña idea de cómo es el mundo penitenciario.
Cada martes, desde hace varios años, acudo a Can Brians
a compartir unas horas con los internos, con preferencia en la enfermería, y aún
no he perdido la impresión que siempre me produce entrar y todos los pasos y
controles que se deben hacer. Para mí es curioso ver las palabras que se
utilizan habitualmente para hablar del mundo penitenciario, tanto en la
administración como en la sociedad; es como si modificando las palabras
cambiáramos la cruda realidad; unos ejemplos: “centro penitenciario” en vez de
“cárcel”; “interno” en vez de “preso”; “funcionario” en vez de “carcelero”,
etc.
Pero la verdadera realidad es muy dura y oculta. No
debo, ni quiero, entrar en el debate de porqué están estas personas en prisión,
pero sí quiero hablar de cómo están y cómo se sienten según mi percepción.
Es difícil sentirse “persona” y no un número con
innumerables órdenes de lo que no puedes hacer y muy pocas instrucciones de lo
que sí puedes hacer. Viven con la constante amenaza de recibir “un parte” por
hacer algo que no está permitido y que tiene consecuencias graves para ellos,
pues les supone la pérdida de algunas ventajas que desde fuera parecen poca cosa
pero son muy importantes para ellos, con la posibilidad incluso de retroceder
en el grado en que se encuentren en el momento de su condena.
También está el desánimo, ya que el sistema
penitenciario está diseñado para que puedan rehabilitarse a base de cursos y
otras actividades; para ello cuentan con un gran número
de profesionales: trabajadores sociales, maestros, médicos y algunos más que me
olvido. Esto, que políticamente es correcto y que los medios se encargan de
difundir (al igual que si tienen piscina, tv en celda, etc.) no es vivido por
el preso como una ayuda sino como algo que debe hacer por fuerza si quiere obtener
alguna compensación: permisos, bis a bis, u otra cosa, y al final lo que yo
percibo es que se conforman con sobrevivir, cada uno como puede.
Podría comentar algunas cosas más pero entraría dentro
de lo que considero confidencialidad y pienso que no sería correcto.
Gracias por permitirme compartir estas experiencias
Fernando
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